En los últimos tiempos se ha
establecido, la prueba definitiva de la conexión de los grandes círculos de
piedra de los antiguos pueblos celtas con las estrellas. Las piedras en los
círculos indican los puntos de elevación del Sol en ciertas épocas del año y
muchos otros datos astronómicos que la humanidad moderna ha redescubierto con
la ayuda de telescopios y computadoras.
La antigua humanidad no tenía ninguno de estos
artificios modernos, sin embargo, fue capaz de hacer todo esto con unas
capacidades mentales que la humanidad actual ha perdido por completo. Esto es
particularmente evidente en los monumentos antiguos de Irlanda, en New Grange,
la Colina de Tara, y otros.
La humanidad de Oriente tuvo
también una estrecha relación con el mundo estelar, principalmente en
Mesopotamia. Tenemos una prueba definitiva de estas correlaciones con el
descubrimiento y desentrañamiento de los enigmas de los zigurats del llamado
valle del Tigris y el Éufrates. Eran enormes edificios que se asemejaban a las
pirámides, pero en terrazas, por así decirlo. Tenían en la parte superior algo
parecido a un pequeño santuario. Este era, obviamente, el observatorio del
sacerdote-pontífice (creador de puentes) que había sido delegado y que era
capaz de seguir el curso de las estrellas. Esto no se hizo sólo por curiosidad,
obedecía a propósitos definidos. Tenemos pruebas de esto, por ejemplo, en
algunos documentos donde un rey deja escrito: “Hoy he ido al templo de Ishtar
(es decir, al templo de Venus), y ella me dijo que hiciera esto y aquello”… lo
que hoy llamaríamos materia de política exterior de Estado.
Obviamente, se consultaba, a
través del sacerdote-iniciado, a los Genios de las estrellas. Comunidades
enteras fueron guiadas por el conocimiento de los movimientos de las estrellas,
por los ritmos de los planetas, sobre los que hablamos en párrafos anteriores.
Los pasillos de las terrazas de estas pirámides estaban pintados con los
colores asignados en esos días a los planetas. Así, tenemos en esos monumentos
de Mesopotamia la prueba de conexión de la humanidad con las estrellas en un
sentido altruista. Este conocimiento se utilizaba desde la orientación de las
naciones, hasta la esfera de la agricultura, y así sucesivamente.
En Egipto se descubren
rastros similares. Los santuarios fueron construidos a lo largo de dos ejes.
Allí vemos primero el valle de la esfinge, las estatuas. Entramos en una
especie de explanada, después a una sala
interior y, finalmente, al propio templo. En el otro extremo del templo estaba
el santuario, la capilla que contenía las efigies de la deidad a la que estaba
dedicado el templo. Es un hecho comprobado que estos largos ejes del templo
estaban orientados hacia el punto donde se alza Canopus en la constelación de
Argo, que fue llamada la Estrella de Osiris.
El largo pasaje oscuro, los pasillos, y las tribunas actuaban
como un telescopio. Las pirámides tenían ejes principales de las cámaras en el
fondo en la base a la luz pública. Estos ejes no estaban destinados a ser
utilizados como pasajes, porque son oblicuos. Uno no podría haber caminado a
través de ellos. Se orientaron hacia las órbitas diarias de ciertas estrellas
en el cielo. En estas cámaras piramidales se llevaban a cabo las iniciaciones.
Durante tres días, se dejaba al neófito en un estado de trance semejante a la
muerte, incluso se le colocaba en un sarcófago, en el fondo debajo de la
pirámide, en una posición tal que al despertar el neófito, lo primero que veía
a través de ese largo eje, del mundo exterior eran las estrellas del cielo. Esto debió ser una experiencia
tremenda.
Llegó el momento, y eso
ocurrió en Egipto, Mesopotamia y Caldea,
en que se despertó la conciencia del yo. Esto se describe, en la historia de
Gilgamesh y su amigo Eabani o Enkidu. Por lo que cuenta la historia, los dos
mataron un toro que pertenecía a la diosa Ishtar. Estos son profundos misterios
del templo. Este Toro de Ishtar estaba conectado realmente con la constelación
de Tauro, el Toro. Ishtar es la misma deidad que se introdujo en la mitología
griega como Venus. Venus, como se dice a veces en la astrología tradicional tan
a la ligera, está en su casa en el signo de Tauro. ¿Por qué es el toro, y por
qué la conexión con Ishtar-Venus? Esto está conectado con las experiencias de
una humanidad anterior, en un pasado muy lejano de la Creación. El Toro, que la
humanidad experimentó en los cielos se les apareció como una imagen de la
Palabra Creadora, del Logos que se propagaba en el mundo y creó el mundo de los
objetos físicos a nuestro alrededor.
Ahora, se nos relata en esta
historia, que Gilgamesh y Enkidu mataron a ese toro. ¿Qué significa esto? Ellos
se replegaron en sí mismos a costa de la disminución de la conciencia de la
presencia de lo divino en la naturaleza. Se afirmó el egoísmo. Tuvieron que
afirmarse la causa de la libertad interior del ser humano. Los humanos
comenzaron a romper sus relaciones con los seres divinos, con el mundo de las
estrellas. Finalmente los dioses “murieron” para la conciencia de la humanidad.
En este sentido podemos
entender cuando oímos decir a Gilgamesh: “En cuanto a ti Ishtar, te abajaré también. Te tratare como he tratado
al Toro”. Esta es una descripción imaginativa del alejamiento de esa conciencia
ancestral que finalmente llevó a la expresión que hemos escuchado en los
tiempos modernos: “Dios ha muerto”. Él murió para la conciencia de la gente.
Después de que Gilgamesh pronuncio esas palabras, que superficialmente, suenan
como una blasfemia terrible, Ishtar no se quedó quieta. Se quejó a la divinidad
suprema, y Enkidu, el amigo de Gilgamesh, murió poco después de este
incidente. Gilgamesh se sintió totalmente destrozado. Había obtenido el primer
rastro de individualidad egoísta. Experimentó la muerte como algo inherente a
la persona. Antiguamente la humanidad
era muy consciente de que cuando un ser humano moría sólo se dejaba de lado el cuerpo físico, en
tanto que el alma seguía más viva y residía en el mundo divino. Hablar a los
seres humanos en esos tiempos de la vida después de la muerte o la
reencarnación habría sido inútil. Ellos habrían respondido que ya lo sabían,
que de todos modos era una realidad, una experiencia interna para ellos.
El sistema solar es un sistema planetario de la Vía Láctea
que se encuentra en uno de los brazos de
Orión. Según las últimas estimaciones, el Sistema se encuentra a unos 28 mil
años luz del centro de la Vía Láctea.
Hace unos cinco mil millones de años, la zona conocida
como El Sistema Solar era una extensa nube de gas y polvo. La composición de
esta nube era casi la misma que en la actualidad compone toda la materia del
universo, es decir, un 92%de Hidrogeno, 7% de Helio y un 1% de los demás
elementos.
La hipótesis actual sobre la formación del sistema solar,
es la hipótesis de nebular. Esta teoría sostiene que hace 4,6 mil millones de
años el sistema solar se formó por un colapso gravitacional de una nube
molecular gigante. Esta nube inicial tenía probablemente varios años luz de
largo y fue la sede del nacimiento de varias estrellas.
El sol se formó hace unos 4500 millones de años a partir
de nubes de gas y polvo que contenían residuos de generaciones anteriores de estrellas.
Gracias a la metalicidad de dicho gas, de su disco circumstelar surgieron, más
tarde, los planetas, asteroides y cometas del Sistema Solar.
Los panetas se formaron hace unos 4.500 millones de años,
al mismo tiempo que el sol. En general los materiales ligeros que no se
quedaron en el Sol se alejaron más que los pesados. En la nube de gas y polvo
original, que giraba en espirales, había zonas más densas, proyectos de
planetas. La gravedad y las colisiones llevaron más materia a estas zonas y el
movimiento rotatorio las redondeó. Después, los materiales y las fuerzas de
cada planeta se fueron reajustando, y todavía lo hacen.
Existen dos tipos de planetas: los planetas rocosos y los
planetas gigantes gaseosos. Los planetas rocosos son los más interiores en el
sistema solar: Mercurio, Venus, la tierra y Marte. Se les llama rocosos o terrestres
porque tienen una superficie rocosa compacta, como la de la Tierra. Los
planetas ligeros o gigantes se localizan en la parte externa del sistema Solar.
Son planetas constituidos básicamente por hidrogeno y helio, reflejo de la
composición de la nebulosa solar primigenia.
El origen de la Tierra se debió a la gravedad producida
por la condensación de la materia-que previamente había sido capturada por la
gravedad del propio sol-, hizo que las partículas de polvo y el resto del disco
protoplanetario empezaran a segmentarse en anillos. Los fragmentos más grandes
colisionaron con otros, conformando otros de mayor tamaño que al final formarían
los protoplanetas. Dentro de este grupo había uno situado aproximadamente a 150
millones de Km del centro: la Tierra.
La luna es el único satélite natural de la Tierra y el
quinto satélite más grande del sistema solar. El origen de la luna es incierto,
aunque existen evidencias que apoyan la Hipótesis del gran impacto. La tierra
pudo no haber sido el único planeta que se formase a 150 millones kilómetros de
distancia al sol. Podría haber existido otro protoplaneta a la misma distancia
del Sol, hasta que chocó con la tierra, provocando que una porción se separase
formando la Luna.
El sistema solar actualmente está formado por una única
estrella llamada Sol, que da nombre a este sistema, más ocho planetas que
orbitan alrededor de la estrella: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter,
Saturno, Urano y Neptuno; más un conjunto de otros cuerpos menores: Planetas
enanos: Plutón, Eris, Makemake, Haumea y Ceres; asteroides, satélites
naturales, cometas…así como el espacio interplanetario comprendido entre ellos.